Fue
médico cirujano, científico, catedrático y rector de la
Universidad de Caracas, además de político, escritor y presidente
de Venezuela. Su presidencia es recordada como la primera ejercida
por un civil y opositor al gobierno anterior. En ese sentido se
aspiró a reforzar la institucionalidad del país a través de un
hombre no proveniente del mundo militar.Hijo de José Antonio de
Vargas Machuca y Ana Teresa Ponce. En 1798, ingresó en la
Universidad Real y Pontificia de Caracas, graduándose de bachiller
en filosofía el 11 de julio de 1803. Obtuvo sus grados de bachiller,
licenciado y doctor en medicina en el año de 1808.
La
presidencia de José María Vargas
En
las elecciones de 1834, que acabarían dando la presidencia a José
María Vargas, se perfilaron cinco candidatos, tres de ellos
militares, los generales Carlos Soublette (propuesto por José
Antonio Páez), Santiago Mariño y Bartolome Salom,
y dos civiles, Diego Bautista Urbaneja y
el propio Vargas. El doctor José María Vargas contaba con el apoyo
de diversos sectores civiles (universitarios, agricultores y
propietarios) que querían aprovecharse de la división existente
entre los militares para aupar una alternativa civilista. Los
seguidores de Mariño se oponían violentamente a esta candidatura y
reclamaban el derecho exclusivo que tenían los militares para
gobernar el país.
Pese
a esta tenaz oposición, Vargas resultó elegido, y en febrero de
1835 sustituyó a José Antonio Páez, quien le entregó el poder.
Vargas inició su mandato actuando como si tuviese una base estable y
tratando de perfeccionar el gobierno dotándolo de un cuerpo legal
adecuado. Creía contar con sólidos apoyos, pero muy pronto
constataría que la realidad era otra. Los militares que se habían
opuesto a su candidatura comenzaron a conspirar y urdieron la llamada
Revolución de las Reformas (julio de 1835), al frente de la cual
estaban los militares Santiago Mariño,
Pedro Briceño Méndez y Pedro Carujo. Este movimiento logró
derrocar al doctor Vargas, que fue expulsado del país junto con el
vicepresidente, el doctor Andrés Narvarte.
Jose Antonio Paez,
a quien el depuesto gobernante había nombrado jefe del ejército
constitucional, desdeñó la oferta de mando que le hizo Mariño y
abandonó su retiro bucólico para defender al presidente
constitucional. Reunió a sus múltiples partidarios armados, debeló
la insurrección y devolvió el poder al legítimo presidente. El
militarismo recalcitrante, basado en el ejército permanente, nada
pudo contra el carisma del caudillo Páez, quien apoyado por las
elites civiles y por las milicias urbanas y rurales acabó con la
Revolución de las Reformas.
Sofocada
la revuelta, Vargas regresó a Venezuela y asumió de nuevo el poder.
Sin embargo, hostilizado otra vez por el Congreso, Vargas sintió que
no tenía el verdadero apoyo de Páez, en quien percibía una actitud
reticente e indiferente, y finalmente renunció ante el Congreso de
forma irrevocable en mayo de 1836.
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