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7/13/2018

José María Vargas


          Fue médico cirujano, científico, catedrático y rector de la Universidad de Caracas, además de político, escritor y presidente de Venezuela. Su presidencia es recordada como la primera ejercida por un civil y opositor al gobierno anterior. En ese sentido se aspiró a reforzar la institucionalidad del país a través de un hombre no proveniente del mundo militar.Hijo de José Antonio de Vargas Machuca y Ana Teresa Ponce. En 1798, ingresó en la Universidad Real y Pontificia de Caracas, graduándose de bachiller en filosofía el 11 de julio de 1803. Obtuvo sus grados de bachiller, licenciado y doctor en medicina en el año de 1808.



                                      La presidencia de José María Vargas
          En las elecciones de 1834, que acabarían dando la presidencia a José María Vargas, se perfilaron cinco candidatos, tres de ellos militares, los generales Carlos Soublette (propuesto por José Antonio Páez), Santiago Mariño y Bartolome Salom, y dos civiles, Diego Bautista Urbaneja y el propio Vargas. El doctor José María Vargas contaba con el apoyo de diversos sectores civiles (universitarios, agricultores y propietarios) que querían aprovecharse de la división existente entre los militares para aupar una alternativa civilista. Los seguidores de Mariño se oponían violentamente a esta candidatura y reclamaban el derecho exclusivo que tenían los militares para gobernar el país.
Pese a esta tenaz oposición, Vargas resultó elegido, y en febrero de 1835 sustituyó a José Antonio Páez, quien le entregó el poder. Vargas inició su mandato actuando como si tuviese una base estable y tratando de perfeccionar el gobierno dotándolo de un cuerpo legal adecuado. Creía contar con sólidos apoyos, pero muy pronto constataría que la realidad era otra. Los militares que se habían opuesto a su candidatura comenzaron a conspirar y urdieron la llamada Revolución de las Reformas (julio de 1835), al frente de la cual estaban los militares Santiago Mariño, Pedro Briceño Méndez y Pedro Carujo. Este movimiento logró derrocar al doctor Vargas, que fue expulsado del país junto con el vicepresidente, el doctor Andrés Narvarte.

          Jose Antonio Paez, a quien el depuesto gobernante había nombrado jefe del ejército constitucional, desdeñó la oferta de mando que le hizo Mariño y abandonó su retiro bucólico para defender al presidente constitucional. Reunió a sus múltiples partidarios armados, debeló la insurrección y devolvió el poder al legítimo presidente. El militarismo recalcitrante, basado en el ejército permanente, nada pudo contra el carisma del caudillo Páez, quien apoyado por las elites civiles y por las milicias urbanas y rurales acabó con la Revolución de las Reformas.
          Sofocada la revuelta, Vargas regresó a Venezuela y asumió de nuevo el poder. Sin embargo, hostilizado otra vez por el Congreso, Vargas sintió que no tenía el verdadero apoyo de Páez, en quien percibía una actitud reticente e indiferente, y finalmente renunció ante el Congreso de forma irrevocable en mayo de 1836.

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